El Marché aux Puces de la Vieille Ville goza de una pintoresca ubicación en el casco antiguo de Nancy, al este de Francia, cerca de la Basílica de Saint Epvre. Este mercadillo es una cita mensual habitual en esta ciudad desde los años 80 y parece que seguirá siéndolo durante muchos años. Es un acontecimiento muy popular entre los lugareños y muchas generaciones de familias han disfrutado del ambiente y de los interesantes artículos que siempre ofrece este mercado. También atrae a visitantes de más lejos los domingos que se celebra.
El Marché aux Puces de la Vieille Ville comienza temprano, por lo que los compradores ávidos y los que buscan ciertos objetos de colección tendrán que ponerse el despertador para ser de los primeros en llegar. Sin embargo, permanece abierto hasta primera hora de la tarde, por lo que si ciertos artículos no están en la lista de la compra, se puede disfrutar de un domingo tranquilo y llegar a cualquier hora para curiosear en este mercado. Los visitantes pueden encontrar cubiertos, vajilla, porcelana, fotografías, marcos, pequeñas obras de arte, tallas y otras piezas ornamentales, libros antiguos, muebles pequeños como sillas y escritorios, cristalería, globos terráqueos y mucho más. Además, los domingos suele haber mercado en la ciudad, por lo que se trata de una ciudad ideal para quienes disfrutan recorriendo un buen mercado.
Una de las razones de la continua popularidad del Marché aux Puces de la Vieille Ville es su adaptación a los cambios demográficos de sus visitantes. A lo largo de los años, con un mayor número de estudiantes y compradores con un presupuesto más ajustado, los precios fijados por los vendedores han variado en consecuencia. Muchos de los vendedores instalan sus puestos con regularidad cada mes y son habituales del rastro desde hace años. Otros van y vienen, aportando una gran variedad de personajes y mercancías al evento. El número de vendedores suele oscilar entre 40 y 50, aunque los domingos soleados son siempre los más concurridos, con más vendedores y compradores. Así que vale la pena comprobar la previsión antes de planear un viaje hasta aquí.
Para los amantes de los muebles de época, sobre todo de mediados de siglo, Nancy es un destino ineludible. De hecho, Jean Prouvé, uno de los más grandes diseñadores franceses cuyas piezas siguen alcanzando decenas de miles de dólares en subasta, nació en esta ciudad. Aquí estudió y fundó su fábrica de muebles de interior. Por eso no es raro que algunas de las piezas de Jean Prouvé acaben en tiendas de muebles de segunda mano como Emaús o incluso en la calle para ser recogidas por los basureros, como ha ocurrido varias veces. Así que si visita Nancy, no pierda la oportunidad de probar suerte en el Marché aux Puces de la Vieille Ville o de pasear por las calles el día de recogida de trastos voluminosos. Nunca se sabe, quizá consiga una pieza de Jean Prouvé.
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