Fundado en 1824, el Rastro de Levsha, también conocido como Rastro de Novopodrezkovo, es el más antiguo de Rusia. Está situado a unos 30 km del centro de Moscú, y se puede llegar a él en tren desde la estación de Leningradsky. Y como en este mercadillo se pueden encontrar artículos muy buenos, a menudo merece la pena aventurarse hasta Novopodrezkovo.
La experiencia del mercadillo es un poco diferente en Rusia que en Europa. No se trata de reuniones de nostalgia chic, sino de verdaderos retazos de un pasado histórico, reflejado tanto por los artículos a la venta como por la vieja generación de personas que los venden. El Rastro de Levsha está alejado de las rutas turísticas, lo que puede dificultar la comunicación de un turista entusiasta, pero la experiencia es aún más auténtica. Además, los precios son más bajos que en otros mercadillos más turísticos de la ciudad.
En el Rastro de Levsha se vende de todo: hay muchos objetos de la época soviética, como bustos de bronce de famosos personajes políticos, insignias y medallas del Ejército Rojo, monedas y billetes antiguos, juguetes de época y, por supuesto, las habituales pancartas y pinturas de Lenin y Stalin. El Rastro de Levsha también ofrece artículos más propios de un mercadillo, como instrumentos de música antiguos, ropa, cristalería, relojes soviéticos, vajilla, cubertería, libros, máquinas de coser, discos, tocadiscos, así como algunos objetos de la Alemania nazi.
Este mercadillo no es una reunión de anticuarios profesionales que venden sus últimos hallazgos, sino de gente corriente y particular que vende los tesoros y antigüedades de su familia. De hecho, a diferencia del Vernisazh de Izmailovo, el Rastro de Levsha vende sobre todo auténtica chatarra y objetos de colección. Difícilmente encontrará allí muñecas matrioskas, joyas de ámbar falsas, huevos de Fabergé falsos, sombreros de piel y cosas por el estilo.
Dentro del Rastro de Levsha hay un pequeño espacio alquilado para que la gente extienda una alfombra y venda lo que haya encontrado en su casa y pueda valer unos rublos. Puede ser divertido rebuscar en la completa aleatoriedad de esta zona, y de vez en cuando se puede encontrar algo que merezca la pena entre el batiburrillo. Tenga en cuenta que casi nadie habla inglés en el Rastro de Levsha. Por lo tanto, se aconseja visitar el mercadillo con un amigo que hable ruso, o estar preparado para hacerse entender con el lenguaje de signos.
En todo el Rastro de Levsha hay más de 5.000 antigüedades en venta. Las mejores oportunidades para hacerse con objetos valiosos son los sábados a primera hora, y medio día es suficiente para explorar a fondo este pedazo de la historia rusa.
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