Los belgas tienen una larga pasión por las ferias de antigüedades y los mercadillos. Mercadillos como el de la Place du Jeu de Balle, Tongeren, Waterloo, Temploux o Ciney Puces atraen regularmente a miles de visitantes en todo el país. Y la ciudad de Brujas no es el último lugar del país donde se celebran concurridos mercadillos de antigüedades.
De hecho, los viajeros que deseen comprar en Brujas algo más que chocolates deben saber que, además de acoger el Brugge Zandfeesten -un mercadillo extravagante que se celebra tres veces al año-, la capital de Flandes Occidental también alberga uno de los mercadillos de antigüedades más populares y pintorescos: el mercadillo de Dijver.
Situado en un entorno idílico, el mercadillo de Dijver es un acontecimiento semanal repleto de vendedores y compradores. Repartidos a lo largo del precioso canal Dijver, los puestos también se encuentran en Koning Albertpark y Beursplein, la plaza situada en las inmediaciones de la estación central de ferrocarril. La céntrica ubicación del mercadillo de Dijver hace que sea muy fácil de encontrar; de hecho, es bastante difícil pasarlo por alto si se visita Brujas durante un fin de semana.
La popularidad del Rastro de Dijver es tal que se recomienda a los amantes de las compras que se pongan el despertador temprano y se aseguren de estar allí en cuanto los vendedores abran para hacer las mejores compras y echar el primer vistazo a algunos de los fabulosos objetos de colección. El mercadillo de Dijver es un "mercado folclórico", lo que significa que los vendedores sólo pueden vender artículos de segunda mano que tengan más de 50 años. Se hacen excepciones con los artículos hechos a mano si el artesano es un artista reconocido.
Los artículos que se venden en el mercadillo de Dijver son cuadros antiguos, libros antiguos, platería, muebles antiguos, ropa de segunda mano, muñecas, figuritas, cerámica, vajilla, cristalería, adornos domésticos, pequeños muebles y todo tipo de baratijas del pasado.
En el mercadillo de Dijver no faltan los tentempiés y los refrescos, ni tampoco la diversión, ya que a veces hay música en directo y otros eventos. En resumen, el Rastro de Dijver es un lugar estupendo para pasar el fin de semana.
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