Sólo una vez al año, la pequeña ciudad de Grandvilliers se abre para acoger un enorme mercadillo. La Brocante de Grandvilliers es un acontecimiento de tal envergadura en esta región del norte de Francia, que vienen a comprar aquí personas de todo el país y de lugares más lejanos como Bélgica, los Países Bajos, el Reino Unido y Alemania. Es una cita obligada en los calendarios de los aficionados a rebuscar en las pulgas, a coleccionar antigüedades y objetos de época, o simplemente curiosidades únicas. Este mercado lleva celebrándose desde la década de 1990, y es fácil comprender por qué se ha convertido en un acontecimiento tan esperado del año.
La Brocante de Grandvilliers tiene espacio para más de mil vendedores, lo que la convierte en uno de los mercadillos más grandes del país. Es todo un espectáculo, ya que los vendedores llenan literalmente las calles de la ciudad y más allá. Con tantos vendedores, en la Brocante de Grandvilliers hay de todo. Se venden preciosas piezas de joyería, recuerdos militares, ropa de época, máquinas de escribir, herramientas de jardinería, tazas, porcelana, cristalería, objetos ornamentales, teléfonos, revistas y periódicos antiguos, libros, carteles, globos terráqueos y mucho más.
En su momento de mayor afluencia, los puestos pueden extenderse a lo largo de más de siete kilómetros, lo cual es bastante notable. Esto hace casi imposible verlo todo en el único domingo que dura el mercado. Así que, para aprovecharlo al máximo, los compradores entusiastas deben llegar lo más cerca posible de la hora de apertura, las 5 de la mañana, y llevar su calzado más cómodo. Una cosa es segura: ¡no tendrá que preocuparse por cumplir sus objetivos de caminata en este día de mercado!
La Brocante de Grandvilliers volverá a tentar a los compradores año tras año. Con su amplia selección de antigüedades y objetos de época a la venta, es el sueño de cualquier coleccionista y el paraíso de los cazadores de gangas.
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