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Si le preocupa que el Rastro de Brighton sea difícil de encontrar, deténgase ahora. Esta fantástica cueva de Aladino, llena hasta los topes de tesoros de épocas pasadas, está decorada con pintura rosa brillante en sus paredes exteriores, y el cartel que anuncia su nombre no es demasiado sutil. Es todo un reclamo y atrae a la gente, y cualquiera que cruce sus puertas no se arrepentirá de su visita. Tanto si se quiere comprar algo como si no, es muy difícil salir de este rastro con las manos vacías.
Repartido en dos plantas, el Rastro de Brighton es (al igual que su hermano, el Rastro de Lewes) una verdadera mezcla de estilos y gustos. Cada planta está llena de armarios eclécticos, numerados y con diferentes tipos de artículos. La tienda está gestionada por un personal increíblemente atento, que cuida de las mercancías en nombre de los propietarios, identificables sólo por el número que figura en las unidades. A pesar de que los armarios están cerrados con llave, está permitido rebuscar en ellos, así que si prefiere hacer sus compras de forma más práctica, acuda a una de las señoras que trabajan en la tienda.
El Rastro de Brighton tiene una fabulosa variedad de artículos a la venta. Es el lugar perfecto para hacer una parada si necesitas piezas de decoración o artículos especiales para el diseño de interiores. Por supuesto, también hay un montón de objetos inútiles que, sin duda, enamorarán a algún visitante. Los coleccionistas no quedarán decepcionados ante los cómics, adornos, joyas, muebles, relojes, candelabros, taxidermia, obras de arte, lámparas, libros, carteles publicitarios y mucho más.
Por suerte, el Rastro de Brighton abre todos los días, así que los que no puedan comprar todo lo que quieren en una sola visita pueden volver en cualquier momento. Los precios son razonables y muchos de los propietarios de los puestos están más que dispuestos a llegar a un acuerdo, por lo que todas las partes quedan satisfechas.
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