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Olde Good Things empezó como vendedor habitual en mercadillos y ahora es uno de los mayores anticuarios arquitectónicos de Estados Unidos. Los propietarios solían rebuscar en la basura para encontrar y restaurar tesoros, y ahora tienen fama de recuperadores de antigüedades y retiran mobiliario valioso de edificios antes de su demolición.
El ambiente y el montaje interior de las tiendas Olde Good Things (hay tres en Nueva York, dos en Los Ángeles y un enorme almacén en Scranton, Pensilvania) es como entrar en un museo. Los precios también reflejan la alta calidad de las piezas y la mano de obra especializada que se emplea en su restauración y mantenimiento. Por lo tanto, Olde Good Things no es el mejor lugar para hacer una visita improvisada o una compra impulsiva; lo más probable es que se trate de ahorrar para comprar un artículo deseado o darse un capricho con una pieza muy querida. En cualquier caso, todas las tiendas Olde Good Things son increíbles, independientemente de la experiencia que se tenga en antigüedades y mobiliario.
Todo lo que se pueda necesitar para amueblar o decorar un hogar se puede encontrar en el inventario de Olde Good Things. Convenientemente situado entre Upper Westside, Hell's Kitchen y Nolita, Olde Good Things ofrece una amplia selección de muebles recuperados de buen gusto y piezas de decoración vintage que se adaptan a multitud de paletas. El personal de todas las tiendas es rápido a la hora de ofrecer ayuda, consejos e información adicional sobre los artículos, y también están dispuestos a negociar algunos de los precios.
Para que la experiencia de compra sea aún más agradable, Olde Good Things es también una empresa sin ánimo de lucro. El 50% de sus beneficios se destina a financiar misiones en Haití, por lo que los clientes obtienen la doble ventaja de adquirir artículos de calidad y, de paso, apoyar una iniciativa benéfica. Lo mejor de las compras sin remordimientos.
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